
Avital Meshi ha pasado el último año explorando cómo integrarse completamente con la tecnología de OpenAI, transformándose en su cuerpo y voz.
Avital Meshi, una artista que desafía los límites de la tecnología, ha pasado el último año en un viaje para convertirse en una con la inteligencia artificial de OpenAI. Desde cenas con colegas hasta su rol como estudiante de doctorado en la Universidad de California Davis, Meshi ha hecho de su cuerpo y su voz un vehículo para la IA, creando una experiencia única que muestra cómo podrían ser las conversaciones en un futuro cercano.
La transformación de Meshi en un ser humano-AI
En su proyecto, denominado GPT-ME, Meshi utiliza un micrófono y un microcontrolador Raspberry Pi para conectarse a los modelos de lenguaje de OpenAI, lo que le permite adoptar diferentes personalidades y voces en tiempo real. A través de un tubo de tela negra en su antebrazo, lleva el dispositivo con cables y botones, permitiéndole cambiar de identidad con solo presionar un botón. Con este sistema, Meshi puede ser una experta en cine, una republicana convencida o cualquier otro personaje que desee, cambiando su personalidad a voluntad.
Una visión personal de la simbiosis cibernética
A diferencia de otros dispositivos AI más comerciales, el proyecto de Meshi no busca la monetización. Es un experimento personal y una performance artística que invita al público a reflexionar sobre el futuro de la interacción humano-máquina. Meshi no solo controla cuándo y cómo adopta estas identidades, sino que también muestra las posibilidades de una conversación aumentada, donde la línea entre humano y máquina se difumina.
Durante su primer año con GPT-ME, Meshi usó el dispositivo en todo momento permitido, incluso durante cenas y viajes en tren. Esta inmersión total le permitió adaptarse a su nueva forma de comunicación, escuchando la voz en su oído y ajustando sus gestos y tono para alinearse con las respuestas generadas por la IA. Sin embargo, esta integración no siempre ha sido recibida de manera positiva. Desde preocupaciones de seguridad hasta incomodidades en el aula, Meshi ha enfrentado reacciones mixtas a su dispositivo.
¿Una ventana al futuro o un reflejo del presente?
El proyecto de Meshi no es solo un ejercicio artístico, sino también una exploración de la identidad y la agencia en la era de la inteligencia artificial. A través de sus interacciones con otros, Meshi ha demostrado cómo la IA puede influir en las conversaciones y los estados emocionales, a veces suprimiendo sus propias reacciones y emociones. Por ejemplo, en momentos de conflicto, Meshi ha encontrado en la IA una voz neutral que le permite mantener la calma y la objetividad, mostrando el potencial de la tecnología para mediar en las interacciones humanas.
Sin embargo, Meshi también reconoce los peligros de esta tecnología. Si bien su control sobre GPT-ME es intencional y consciente, se preocupa por un futuro en el que las actualizaciones automáticas y la integración más profunda puedan limitar la autonomía del usuario. La capacidad de la IA para influir en las decisiones y percepciones de las personas plantea preguntas inquietantes sobre el papel de las empresas tecnológicas en moldear nuestra realidad.
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