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“No toquen el cielo”: astrónomos exigen frenar la publicidad espacial antes de que sea demasiado tarde

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La ciencia ha lanzado una advertencia urgente: el cielo nocturno podría convertirse en una pantalla publicitaria. Ante el auge de las empresas privadas que buscan conquistar la órbita baja, un grupo de astrónomos exige una prohibición global contra la publicidad en el espacio, antes de que los intereses comerciales eclipsen el último rincón virgen de la humanidad.

Una amenaza real para la astronomía y la herencia cultural

En octubre de 2024, la Sociedad Astronómica de Estados Unidos (AAS) emitió una declaración que sacudió al mundo científico: las actividades espaciales comerciales —desde las megaconstelaciones de satélites hasta los residuos orbitales— ya representan un peligro para la observación astronómica.
La preocupación central ahora es la contaminación visual y lumínica que provocaría la proyección de anuncios visibles desde la Tierra.

“El cielo nocturno es fuente de solaz, misterio y maravilla. Ninguna empresa privada tiene derecho moral para poner eso en riesgo”, advirtió James Lowenthal, astrónomo del Smith College y miembro del comité COMPASSE de la AAS.

Lowenthal explicó que, aunque Estados Unidos mantiene una prohibición federal contra la publicidad espacial, esta restricción solo aplica a lanzamientos desde su territorio. Si otros países permiten estas prácticas, los anuncios serían visibles en todo el planeta.

Rusia y las primeras pruebas comerciales desde el espacio

El llamado a la prohibición no surge del vacío. Empresas rusas como Avant Space y StartRocket ya han manifestado su interés en lanzar anuncios al espacio.
De hecho, StartRocket llegó a firmar un acuerdo con una subsidiaria de PepsiCo para promover una bebida energética desde la órbita, aunque el proyecto se detuvo tras las pruebas iniciales.

Según SpaceNews, el concepto implicaba una constelación de pequeños satélites equipados con velas reflectoras de 9,4 metros, capaces de proyectar logotipos o mensajes visibles desde la superficie terrestre.
El diseño es similar a los espectáculos de drones que iluminan los cielos en grandes eventos, pero a una escala planetaria. SpaceNews

Una carrera espacial privatizada y descontrolada

Lowenthal señaló que el auge de las empresas privadas está transformando el espacio en un terreno de competencia comercial sin precedentes.
Compañías como SpaceX, Blue Origin y Rocket Lab ya dominan los lanzamientos orbitales, y su influencia crece cada año.

“Antes había pocos jugadores en el espacio, y todos eran gobiernos. Ahora son cientos de miles de compañías con intereses y culturas diferentes”, explicó el astrónomo.

El problema no se limita a la publicidad: las megaconstelaciones de satélites están saturando la órbita terrestre baja.
Los telescopios —tanto terrestres como espaciales— registran cada vez más interferencias electromagnéticas y trazos luminosos que entorpecen la observación científica. NBC News

Contaminación lumínica: un problema que crece en silencio

El proyecto Globe at Night, del NOIRLab, ya documenta un aumento sostenido en la contaminación lumínica global.
El brillo de las ciudades y los reflejos de satélites afectan tanto la investigación astronómica como la biodiversidad y los ritmos biológicos humanos.

La llegada de la publicidad espacial podría ser el punto de no retorno: un cielo plagado de anuncios visibles desde cualquier parte del planeta, rompiendo el vínculo ancestral entre el ser humano y las estrellas.

¿Habrá una respuesta global?

La AAS ha solicitado la intervención del Comité de las Naciones Unidas para el Uso Pacífico del Espacio Ultraterrestre (COPUOS), con el objetivo de establecer una prohibición internacional permanente.
Hasta el momento, ninguna nación ha formalizado su adhesión, pero el tema se discute activamente entre las agencias espaciales europeas y americanas.

Si la iniciativa fracasa, la humanidad podría enfrentarse a un futuro en el que el cielo nocturno deje de pertenecer a todos, para convertirse en otro espacio privatizado, dominado por el marketing y la luz artificial.

Conclusión: el cielo no está en venta

La idea de ver logotipos o anuncios reflejados sobre las estrellas puede parecer fascinante para algunos, pero para la ciencia —y para millones de personas— representa una pérdida irreparable.
Preservar el cielo oscuro es preservar nuestro vínculo con el cosmos, nuestra historia y nuestra identidad como especie.

“El cielo es de todos. No de quienes puedan pagar por anunciarse en él”, concluyó Lowenthal.

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